Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con una maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con pasión desbordante. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en un tapiz https://finnianbxmc049428.blogaritma.com/36558407/cómo-reaccionaron-los-jugadores-al-cabezazo-de-zidane